Casi cualquier tipo de crustáceo de agua salada de entre 1022 y 1028 de densidad y temperaturas de entre 8 y 14 grados. Incluidas cigalas, un crustáceo muy exigente en cuanto a calidad de agua y temperatura. Las cigalas viven a mucha profundidad, y en aguas muy frías, pero fruto de la calidad de nuestros sistemas de depuración conseguimos conservarlas sin problema, siempre y cuando lleguen al vivero en unas condiciones óptimas de salud. Santiaguiños, langostinos, camarones, nécoras, por supuesto buey de mar, centollos, bogavantes y langostas. Es por esto que, para albergar variedad de especies,  nuestros viveros cuentan con una bandeja superior con departamentos más pequeños para las especies más pequeñas y más o menos compatibles. Como dato curioso, hay que tener cuidado por ejemplo, que donde estén los bogavantes o langostas de 2kg, no se nos haya caído o escapado un camarón de 4gr, porque éste puede perfectamente matar una especie de 2,3,4 kg. Y trucos, como por ejemplo almacenar las nécoras en sitios cuanto más reducidos mejor, y evitar mezclarlas con otras especies, ya que la nécora es territorial y muy depredadora con cualquier especie con la que conviva, incluso con ella misma.  

Bivalvos: En teoría, la normativa sanitaria no permite mezclar crustáceos con bivalvos, si estos no están en circuitos de agua independientes. En todo caso, toda instalación destinada a depurar bivalvos, debe presentar la documentación necesaria sobre la depuradora, y posterior comprobación por los técnicos veterinarios de la zona, de que la instalación cumple con la normativa y finalidad. A partir de ahí, se obtiene un número como depuradora autorizada y estará al 100% dentro de la legalidad… estemos más o menos de acuerdo con ella.